DE NUEVO OTRA VEZ de ROMINA PAULA

Hodek M.
4 min readAug 29, 2020

Contingencia: La posibilidad de que suceda o no suceda.

De nuevo otra vez (Argentina, 2019), la opera prima de Romina Paula, quien debuta como directora tras haber colaborado con directores como Matías Piñeiro o Santiago Mitre, entre otros, encarna en el papel de protagonista una extensión o reinterpretación de ella misma quien, junto con su madre e hijo, indagan sobre la lectura de los estados propios que surgen frente a la disociación de actos y anhelos llegada cierta edad cliché: los cuarenta.

Romina se encuentra en Buenos Aires, en lo que es una simple visita a la casa materna, y ahí ya va vertida la finitud de toda crisis, tarde o temprano tiene que pasar a otro plano o quizá transfigurarse en otra crisis más profunda. Su marido, quien se muestra como un ser lejano, sólo aparece ya en la reflexión final, pero adquiere ocasionalmente el matiz de lugar retorno y encuentro, aunque no sin dejar de ser un paradigma incierto. Su hijo, esa fuente de amor inacabable, se entiende a momentos como insoportable. En ese espacio delimitado donde se construye a manera de confesión la huída del presente, surgen eventos complementarios cuya virtud es la conducir una y otra vez a la oquedad nacida de lo imprevisible o lo irresoluto, la duda disgregada por cada decisión tomada.

En De nuevo otra vez la palabra contingencia es escuchada en varias ocasiones. Se escurre entre monólogos discretos y sensatos, se desperdiga tras el abatimiento por largos momentos de reflexión propia o de arrepentimiento y resuena a la par que el film muestra la inevitabilidad de la no permanencia. No existe dentro del film ni fuera de él la sustancia que permita una especulación perpetua, una espera que se prolongue ante las preguntas que irremediablemente requieren de una respuesta para posibilitar la continuación aunque sea poco clara o incluso una falsedad. Si bien Romina se avergüenza de que la posible razón de su dilema sea el cliché de la crisis de los cuarenta, no se queda con ello pues no es posible que la contingencia resida de la misma manera en aquellos seres que la perciben a ella y con esto mismo rendirse y dar por lugar común a lo incierto. A partir del hartazgo por estar y no estar o la condena de saber y no saber surge una elección entre culpas que atienden a la insuficiencia e incertidumbre de esos días y noches donde lo único existente es la compañía de su hijo y de su madre. Romina se desplaza del presente a ese otro lugar con complementario que es su relación con el mundo propio, en donde la maternidad se permite ver como una elección a cuestionar a partir del contexto posterior, tal como todo lo demás.

El film de Romina Paula recuerda a El sistema del tacto de Alejandra Costamagna (Anagrama, 2018), novela que también juega con un breve desplazamiento del presente a la morada familiar, siempre atemporal, que es resultado de la sutil fusión de dos culturas: las raíces europeas venidas a América del Sur a principios del siglo XX. Aunque en la novela de Costamagna se plantea la idea de desarraigo y pertenencia como suceso catártico, en De nuevo otra vez lo anterior no termina de suceder pero eso no demerita la coyuntura entre el pasado disperso y el presente del que se trata de, por salvación, alejarse. Ya sea en fotografías que no terminan de obtener propósito hasta repasadas años después o bien en el idioma alemán (italiano en el caso de El sistema del tacto) hablado por su madre en múltiples escenas, el acto de concebir como puente narrativo, mismo que cruza esa contingencia, a la búsqueda de libertad en relación con el mundo propio es lo que postra a De nuevo otra vez como esa posibilidad real de que es mejor esperar a que algo se decante y no precipitar las cosas.

El cine de la intimidad o confesional, ya visto como una tendencia de narrativa en el cine contemporáneo o un traslape entre el cine documental y de ficción confirma nuevamente la necesidad representar las inquietudes más personales de sus creadores, inquietudes que resonarán sin titubeo en más de un espectador. La notable reflexión final en De nuevo otra vez, que transcurre en el caminar mudo de Romina con su marido hacía una vía de tren que da al abismo, deja la certeza de que la recapitulación de la propia vida no es en vano la mayor de las veces. La coyuntura siempre permite cuestionarnos: «¿Cómo hacemos para que no todo sea más feo de cerca?»

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Hodek M.

A veces escribo, a veces veo cine, a veces las dos cosas se juntan.